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Limpie Z as / Febrero 2015 30 Limpieza y su ámbito LA QUÍMICA limpios puede minimizarse aún más mediante la limpieza y/o desinfección regular de las fuentes de contamina- ción (por ejemplo, superficies conti- guas, objetos, equipos e instrumentos) y mediante el lavado o desinfección frecuente de los medios de transferen- cia más comunes, las manos. La limpieza y la desinfección son procesos diferentes aunque comple- mentarios. La limpieza es la elimina- ción física de la suciedad y a través de un paso de limpieza se pueden eliminar hasta un 99% de los micro- bios de una superficie. Normalmente, los microbios eliminados mediante la limpieza no mueren, no obstante, y a menos que se aclare a fondo con agua limpia, pueden contaminar el equipo de limpieza y volver a propagarse al limpiar el área siguiente. Tras el aclarado a fondo y el secado, que también elimina los nutrientes y la humedad e inhibe la supervivencia y el recrecimiento de los microbios, la limpieza minuciosa puede hacer que muchas superficies y elementos de bajo riesgo estén lo suficientemente libres de microbios como para suponer un pequeño riesgo. Pero en muchas situaciones de riesgo elevado, incluso una reducción del 99,9% no es sufi- ciente para estar seguro. Cuando las cifras iniciales de microbios se miden en millones, pueden permanecer miles de organismos. Lo que es más que su- ficiente para algunos organismos para provocar una infección directamente y tan solo un pequeño número de or- ganismos que contaminan y crecen manipularse por separado. Si en al- gún momento tienen que ocupar el mismo espacio, sólo deberán estar allí en momentos diferentes, y debe- rá aplicarse un proceso de limpieza y desinfección adecuado entre tanto. El mismo principio puede aplicarse a otras áreas, tales como quirófanos. Existen salas independientes para ci- rugía séptica y aséptica, o bien la ci- rugía séptica se realiza al final del día seguida por la desinfección comple- ta del quirófano. Cualquier elemento que se utilice en dos procesos conse- cutivos, como una endoscopia, debe- rán descontaminarse minuciosamen- te antes del segundo uso para evitar la transferencia de microbios, en este caso de un paciente a otro. Aunque la separación de procesos limpios y sucios resulta en unos bue- nos resultados, los riesgos de conta- minación accidental de los procesos tifican los pasos críticos para controlar los riesgos. Los sistemas de higiene se construyen sobre buenas prácticas domésticas y/o laborales para evitar la posibilidad de contaminación cruzada siempre que sea posible. Los pasos de limpieza y desinfección se incorporan de forma selectiva a este marco de forma sistemática y orientada para controlar los riesgos restantes en los lugares y tiempos críticos, y propor- cionar unos márgenes adecuados de fiabilidad y seguridad. Por ello, higiene no es sinónimo de un uso abundante de productos químicos. La limpieza y desinfección sólo son una parte de la higiene y los productos sólo pueden proporcionar sus beneficios dentro de un marco de buenas prácticas administrado co- rrectamente. La base de una buena higiene, cuyo objetivo es minimizar la posibilidad de una contaminación cruzada de micro- bios durante un proceso, es la sepa- ración física de elementos y procesos limpios y sucios (contaminados). Por ejemplo, durante la preparación de la comida, los alimentos crudos y los cocinados deben mantenerse y Es de vital importancia que la limpieza preceda o acompañe la utilización de un desinfectante
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