limpiezas 115

con Firma para que el contenido en NaCl pase del 3,5% a algo más del 6%, concentración correspondiente a la lejía límite de solu- bilidad de los jabones de aceite de oliva. E l jabón en el resto de E uropa Marsella, a partir del siglo IX, fue el cen- tro del negocio de la jabonería hasta el siglo XIV, en que pasó a Venecia. En Eu- ropa Central también se desarrolló este arte, siendo de destacar los gremios de Angsburg (1324), Praga (1346), Viena y Nuremberg (1337) y Ulm (1334). Es curioso hacer notar que, durante los siglos XIV-XVIII, los monarcas del viejo continente se reservaban el privilegio de conceder licencia para construir y explotar jabonerías. Esta costumbre ter- minó en 1789. La fabricación de jabón llegó a ser muy importante en Francia, país que aportó un cambio trascendental a la industria del jabón como veremos después. De Francia, esta industria se trasladó a Ingla- terra en el siglo XVII, siendo regida, como en otros países, por un sistema de mo- nopolios mediante concesiones del rey. Al aumentar la demanda de jabón, el suministro de álcali a través de cenizas de plantas resultó caro y escaso, por lo que se despertó la imperiosa necesidad de obtenerlo industrialmente y a partir de un producto barato. En relación a las materias primas y al proceso de fabricación del jabón, la situación permaneció más o menos estática hasta los grandes descubri- mientos químicos del siglo XVIII. Ello se debió, probablemente, a la falta de ción de sosa cáustica o potásica. Pero, curiosamente, el jabón que fabricaban siempre era duro, lo que se explica dado que el tipo de ceniza que utilizaban era muy rica en sodio. Más tarde, la ‘tec- nología’ de este tipo especial de jabón consistía en que, tras la saponificación del aceite con la ceniza de barrillera, se seguía un proceso de ‘graneado’, lo que consistía en la adición de sal común, con lo que tenía lugar una eliminación de agua y un desplazamiento de catio- nes, pasando el cloruro potásico a la so- lución y obteniéndose un jabón sódico duro de excelente calidad. Existen docu- mentos que atestiguan que en la Almo- na de Sanlúcar de Barrameda (edificio que aún se conserva) se utilizó el agua del Océano Atlántico para este proceso original, que equivaldría al actualmente desarrollado del salting-out . Obviamen- te, deberían concentrar el agua del mar E l jabón en E spaña Por lo que respecta a nuestro país, las jabonerías árabes, conocidas como Al- monas, tienen para nosotros un enorme interés, tanto por su valor de artesanía, como por poseer un elevado conoci- miento químico. Es muy interesante re- saltar que la Almona más importante, la de Triana en Sevilla, tuvo instalados sus talleres y almacenes, que datan del periodo de la dominación almohade, en la antigua calle Castilla, durante más de 400 años, con puerto en el Guadalqui- vir (de donde procede el nombre de ese tipo tan famoso de jabón). Por lo que respecta a nuestra apor- tación a la industria del jabón, el mun- dialmente famoso jabón de Castilla lo fabricaban con aceite de oliva y el álcali de sosa o barrilla obtenida a partir de la ceniza de los almarjos (planta del géne- ro de las Salsoláceas) que crecían en las marismas del Guadalquivir. Esta ceniza se denominó en un principio mazcote y después barrilla o barrillera, y contiene sales tanto sódicas, como potásicas, aunque especialmente las primeras. Le añadían una parte de cal viva (pie- dra) hecha fluida mediante una pequeña porción de agua. Así se extrae una solu- Los primeros indicios científicos sobre la fabricación de jabón son originarios de los países del Próximo Oriente Abril 2015 / Limpie Z as 33

RkJQdWJsaXNoZXIy ODM4MTc1