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Limpie Z as / Octubre 2015 40 con Firma Una forma nueva de ver la Ciencia: La ciencia con conciencia educativos considerando las inteligen- cias predominantes en cada individuo. No siempre la brillantez académica lo es todo. Y todos tenemos ejemplos de fracasos de individuos con brillante ex- pediente, y sus ejemplos contrarios de grandes éxitos de personas no especial- mente brillantes en su etapa escolar. Para Gardner la inteligencia es una ca- pacidad y como tal es capaz de desarro- llarse. Enfatiza el hecho de que todas las inteligencias son igualmente importantes y, según esto, el problema sería que el sistema escolar vigente no las trata por igual, sino que prioriza las dos primeras de la lista, (la inteligencia lógica-mate- mática y la inteligencia lingüística). Sin embargo, en la mayoría de los sistemas escolares actuales habría que procurar que los docentes realizasen el proceso de enseñanza y aprendizaje a través de actividades que promuevan una diversi- dad de inteligencias, asumiendo que los alumnos poseen diferente nivel de desa- rrollo de ellas y, por lo tanto, es necesario que todos las pongan en práctica. Mucho se ha hablado en estos últi- mos años de la Inteligencia emocional 2 (suma de la inteligencia inter e intra per- sonal) y de hecho sabemos que las em- presas cuando contratan a alguien no piden sólo un buen currículo, además buscan un conjunto de características psicológicas, como son la capacidad de llevarse bien con los colegas, la capaci- dad de resolver conflictos, la capacidad de comunicarse, la empatía, etc. Pero hoy estamos dando, en la socie- dad, pasos aún mayores en la compre- sión de la ciencia. A decir del profesor Núñez Jover, en el corazón de la civili- zación contemporánea está la moderna tecnología y esa tecnología es ciencia intensiva. El desarrollo tecnológico está modi- ficándolo todo, desde lo económico, lo político, la vida íntima de las personas, los patrones de consumo, la reproduc- ción humana, la extensión de la vida y sus límites con la muerte. Tal omnipresencia es producto de un desarrollo histórico, que evidencia la te- sis de que la ciencia y la tecnología son productos y fenómenos sociales. La ciencia tuvo como estandarte prin- cipal a la razón y su soberanía para juz- gar sobre el mundo y conocerlo. La ra- zón estuvo llamada a constituirse en el criterio que daría cohesión a otra visión de lo natural y lo cósmico. C omenzaba yo mi artículo del pasado mes de febrero con el párrafo del eminente psiquiatra, el profesor Luis Rojas Marcos prologando el libro de John Emsley, (Vanidad, Vitalidad, Virili- dad 1 ): “Desde que nuestros ascendien- tes remotos, impulsados por la energía evolutiva natural y el anhelo de vivir dichosos, comenzaron a discurrir sobre cómo mejorar su suerte, ninguna fuerza ha transformado más profundamente la calidad de vida de la Humanidad como la ciencia y, en particular, los frutos de la Química: la disciplina que estudia los componentes básicos de las cosas, sus reacciones y la creación de productos artificiales a partir de ellos.”; en el que reivindica el valor de la ciencia en gene- ral y de la química en particular. Y lo hacía por la dificultad que hoy existe de tratar de estos temas fuera de foros específicos y preparados como esta revista, aprovechando para denun- ciar la deficiencia de nuestros sistemas educativos que han convertido a la Quí- mica en la mala de la película. E insistía en que la cultura es la deter- minante de la buena o mala utilización de la Ciencia. A finales del pasado siglo, se empe- zaron a alzar voces que pedían recon- siderar el cómo deberíamos afrontar el conocimiento de la ciencia desechando el modelo convencional racionalista que venimos sustentando desde los siglos XVII y XVIII. El modelo de las inteligencias múl- tiples, hasta 8, propuesto por Howard Gardner es un buen ejemplo de cómo dar un nuevo enfoque a los sistemas J uan V icente R obledo P residente del CTA de la revista L impiezas

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