Limpiezas 132

Limpie Z as / Diciembre 2017 94 riesgos laborales nismos que puede aumentar el riesgo de contaminación bacteriológica. Las incrustaciones pueden prevenirse me- diante la descalcificación del agua de aportación, el control de la purga y la dosificación de productos químicos in- hibidores de incrustaciones o bien con métodos físicos como las técnicas elec- tromagnéticas. En lo que a la corrosión se refiere, ésta actúa en contra de los compo- nentes de la instalación acortando su vida útil, al mismo tiempo que algunos de sus productos, como es el caso del óxido, favorecen el crecimiento bac- teriológico. Su prevención viene dada como consecuencia de la propia tem- peratura de la misma y los ciclos de concentración y, en la medida que am- bas tendencias son perjudiciales para la instalación, han de tomarse medidas de prevención. En primer lugar, la excesiva formación de incrustaciones sobre las superficies de transferencias de calor reduce signi- ficativamente la eficacia de dicha trans- ferencia provocando un consumo de energía más elevado, temperaturas de enfriamiento más altas que las desea- das e incluso una parada del sistema, pero también crea un terreno propicio para la reproducción de microorga- se drene del sistema, la concentración de sólidos disueltos se incrementa rá- pidamente y provoca la formación de incrustaciones o corrosión. Es decir, como consecuencia de la pérdida de agua en el sistema, tanto por evapo- ración como por purga, su reposición resulta necesaria. En lo que concierne a la pérdida de agua por evaporación ésta depende de la cantidad de calor evacuada y de la humedad relativa del aire entrante, mientras que el caudal de agua de pur- ga se determina a partir de los ciclos de concentración que, a su vez, vienen condicionados por la calidad del agua de aportación y de las especificacio- nes del diseño de la instalación. Los ci- clos se definen como el cociente entre la concentración de sólidos disueltos en el agua de recirculación y la con- centración de sólidos disueltos en el agua de aportación y, como regla ge- neral, se recomienda que estén entre 2 y 4, ya que por encima de estos ni- veles el agua ahorrada por utilizar pe- queñas purgas se vuelve insignificante y se producen, además, altos riesgos en el funcionamiento, de forma que cualquier pérdida de control conduce al desarrollo de incrustaciones o corro- sión en la instalación. Además de las impurezas presentes en el agua de reposición, cualquier im- pureza en el aire puede ser transporta- da al interior de la torre y arrastrada por el agua en recirculación, por lo que es necesario implementar un programa de tratamiento de agua diseñado contra las incrustaciones y la corrosión y un con- trol biológico, así como otro de supervi- sión que garantice que el anterior está logrando sus objetivos, es decir, mante- niendo la calidad del agua dentro de los parámetros establecidos. Incrustaciones y corrosión resultan habituales en el agua de reposición TABLA 3: Programa de supervisión típico de la calidad del agua (*) (*) Fuente: Código de prácticas recomendadas para mantener su instalación eficiente y segura. Eurovent. • El mantenimiento es sencillo y siguiendo unas cuantas recomendaciones, su eficacia y seguridad están garantizadas

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