La Alianza por la Competitividad de la Industria Española reclama priorizar la Industria en la próxima leguslatura

Higienización en la industria cosmética_1
Alianza por la Competitividad de la Industria Española

En España el sector industrial representa el 15,3 por ciento del PIB y genera 2,8 millones de puestos de trabajo de forma directa, a pesar de estas cifras sigue siendo un sector que necesita una política efectiva que impulse su competitividad.

Por ello, la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, constituida por ANFAC  (automoción), AOP (refino), ASPAPEL (papel), FEIQUE (química y farmacia), FIAB (alimentación y bebidas), OFICEMEN (cemento), PRIMIGEA (materias primas minerales), SERNAUTO (componentes de automoción) y UNESID (siderurgia), solicita que en la próxima legislatura se dé máxima prioridad al impulso de la industria, apelando a su peso en cuanto a la generación de riqueza y empleo de calidad, así como por ser un sector exportador y que genera inversiones en investigación, desarrollo tecnológico e innovación.

Desde la alianza explican que es necesario, en primer lugar, contar con una gobernanza de la política industrial «eficaz y coordinada entre los distintos departamentos ministeriales y administraciones competentes que garantice un mayor alcance de las medidas que se desarrollen para mejorar la competitividad de las empresas industriales».

El sector Industrial

La Industria como sector es un motor sólido y estable de una economía y sociedad avanzada. En España este sector genera el 15,3 por ciento del PIB de forma directa y el 40 por ciento del PIB, si consideramos sus efectos indirectos e inducidos en la actividad económica general y en la demanda de proveedores y servicios avanzados. Alcanza un valor añadido global de 490.000 millones de euros. 

La Industria es considerada también el mayor inversor en I+D+i y genera el 87 por ciento de las exportaciones de bienes -con un valor de 340 mil millones de euros-. Todo ello son factores claves para el crecimiento de la economía española que impacta en sus ciudadanos.

Además, genera de forma directa 2,8 millones de puestos de trabajo – el 13,6 por ciento del total de ocupados del país- y 7 millones de empleos considerando los efectos indirectos e inducidos. Según cifras de la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, casi el 35 por ciento del empleo depende de la industria. Es por tanto el sector que genera mayor empleo de calidad en términos de salario, estabilidad e inversión en formación, respecto a cualquier otra área de actividad de la economía española.

Cambios en el entorno regulatorio

A pesar del peso del sector industrial, que demuestran las cifras antes relatadas, en la economía española, la Alianza por la Competitividad de la Industria en España reclama abordar cambios en el entorno regulatorio para «favorecer la inversión empresarial en la industria». Aseguran que «con frecuencia se ve lastrada por importantes retrasos administrativos en los procesos de autorización e inseguridades jurídicas, así como por una sobrerregulación a cuatro niveles: europeo, nacional, regional y local».

Además, añaden que,  la industria europea cuenta con una amenaza más: las nuevas medidas norteamericanas (IRA) y la española, en particular, por la reacción europea a las mismas, «lo que convierte en un gran reto el mantenimiento de la inversión industrial en España».

Energías renovables y descarbonización del sector industrial

La energía sigue siendo un gran reto para esta industria manufacturera, que es una gran consumidora de energía en sus procesos productivos, y se encuentra sometida a una fuerte competencia internacional.

Según la alianza, es importante adoptar medidas regulatorias estructurales urgentes, con las que resolver el déficit permanente de competitividad energética. Nuestro país arrastra este problema de forma histórica frente a las principales regiones industriales de la Unión Europea. Se necesita que se ofrezca a la industria precios energéticos estables, competitivos y predecibles; y asegurar que, en caso de una nueva crisis energética como la que hemos sufrido en los últimos dos años, en España se cuente con los mecanismos adecuados para una respuesta rápida y eficaz que impida o aminore una posible afectación a la economía.

La industria tiene en su contexto la gran volatibilidad de los precios energéticos, el encarecimiento de las materias primas y los costes logísticos, pero además se le suma la descarbonización, que debe acometer para alcanzar el objetivo de una economía neutra en carbono en 2050.

Por último, en este sentido, es imprescindible que pueda contar con nuevas fuentes de energía sostenibles como los combustibles y gases renovables (hidrógeno, biogás, biometano…) neutros o de bajas emisiones. También que se implementen tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y uso de CO2.

La apuesta firme por la industria tiene sentido también si analizamos la coyuntura geopolítica internacional actual, que se enmarca en la situación pospandemia y el conflicto entre Ucrania y Rusia, cuyo impacto económico es real. Por otro parte, el sector también tiene por delante el reto de atraer el talento joven y retenerlo, muy particularmente el femenino.

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