Todos los trucos que necesitas saber para limpiar una oficina de forma fácil y rápida

Formación en el sector de limpieza.
Gertrudis Bujalance

Una oficina es un espacio con un tránsito humano constante, por lo que la acumulación de suciedad constituye un proceso diario. Si quieres que tu oficina esté impecable, mírate estos consejos para que descubras que limpiar oficinas es una tarea más fácil de lo que parece.

Limpiar oficinas es fácil si sigues estos consejos

Adecuar las técnicas y productos a los tipos de superficies y materiales es imprescindible para lograr el objetivo de tener una oficina impoluta. El protocolo de limpieza debe incluir los siguientes pasos:

1) Suelos

Los suelos de una oficina reciben centenares de pisadas diarias. Junto a la suciedad que trae cada zapato de la calle, es habitual que se mezclen restos de comida que con frecuencia toman los empleados. Por cuidadoso que sea el personal que habita a diario un espacio laboral, es casi imposible evitar que se manche la superficie horizontal sobre la que todos se desplazan.

El utensilio más eficaz es la fregona o mopa, que capta el polvo y retira la arenilla acumulada. La escoba puede emplearse en la etapa previa, sobre todo en caso de elementos sólidos como el barro o pizcas de alimentos. Eliminar estos restos es necesario para realizar una limpieza posterior con productos líquidos. Para un pavimento cerámico se usarán limpiadores tipo lejía o amoniaco, diluidos según las condiciones específicas del caso. Un parqué de madera requiere un trato más delicado, siendo lo idóneo usar agua con una solución jabonosa neutra.

Una oficina con moqueta requiere el uso frecuente de una aspiradora, pero retirar la suciedad de una superficie alfombrada es una labor ardua. Para lograr un buen nivel de limpieza debes usar con regularidad una espuma seca o una máquina de inyección-extracción que hace un lavado y secado simultáneo.

2) Mobiliario

En una oficina es habitual que las mesas, cajoneras, armarios, vitrinas y estanterías acumulen polvo, tanto en sus áreas visibles como en los recovecos. Tal vez no te hayas planteado en qué consiste este elemento tan cotidiano. El polvo es una acumulación de partículas de tierra, contaminación y otros sólidos, que flota en el aire y se posa sobre los objetos fijos de los interiores.

Cada material del mobiliario requiere un limpiador específico. Pero primero debes pasar un plumero y después una gamuza o retal de algodón humedecido con el limpiador apropiado. La madera no precisa más que un paño salpicado con agua jabonosa, sin requerirse aerosoles ni espumas que pueden ser dañinos. El producto no lo debes pulverizar frontalmente sobre el mueble, sino sobre el trapo. Recomendamos usar una bayeta atrapapolvo para lugares poco accesibles. Bajo los muebles, en las esquinas y en los sitios recónditos, esta tela de microfibra ayudar a captar y concentrar el polvo, en lugar de que se esparza por el aire.

3) Textiles y tapicerías

De modo similar a la rutina de limpieza doméstica, el protocolo de una oficina requiere atender regularmente a los elementos textiles. Las cortinas, estores y sillas tapizadas pueden convertirse en depósitos de polvo. Sacudirlos regularmente y lavarlos o limpiarlos en seco, en base a las instrucciones del fabricante puede reducir la acumulación diaria de partículas de suciedad.

Las sillas tapizadas son una pieza estandarizada en los ámbitos laborales de nuestros tiempos, que buscan el bienestar y la salud de empleados y visitantes. Limpiar estos muebles en las oficinas es más fácil de lo que parece, pero requiere una periodicidad. Debes pasar la aspiradora por los objetos tapizados a diario, con constancia, para evitar concentraciones de polvo. De manera sistemática debes usar productos especiales para tapicería, incluyendo máquinas similares a las indicadas para suelos enmoquetados.

4) Equipo informático y electrónico

Ya has visto que limpiar oficinas es una tarea relativamente fácil, pero nos queda un último paso que es clave. Los aparatos electrónicos —ordenadores, pantallas, impresoras, teclados y torres de la unidad central— son los principales focos de microbios de las oficinas. La desinfección de los equipos requiere, no obstante, una cautela bien informada.

En cuanto a los productos y materiales de limpieza, bastan una bayeta microfibra o un trapo salpicado con un desinfectante. En el caso del teclado es imprescindible pasarle la aspiradora por encima con regularidad para extraer el polvo de las rendijas. Sobre el teclado y el ratón se posan decenas de dedos de distintas personas, por lo que requieren un producto desengrasante que retire la suciedad adherida. La pantalla es un componente delicado. Previamente pasarás un paño para retirar el polvo y evitar las ralladuras. A continuación debes usar un paño ligeramente húmedo con una solución de agua y lejía, evitando que los líquidos se filtren.

 

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