ODS, el mapa hacia la sostenibilidad del sector que requiere el compromiso de todos

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Isabel Reviejo
Unas metas globales pensadas para resolver los grandes retos que afrontamos en la actualidad y emprender las acciones necesarias para encaminarnos hacia la sostenibilidad y la resiliencia. Hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados en 2015 por la Asamblea General de la ONU. Se trata de 17 puntos, con un total de 169 metas asociadas, que conforman la Agenda 2030 y marcan el rumbo a seguir hasta dicho año para garantizar un desarrollo integral en tres dimensiones: la económica, la social y la ambiental. 
metas globales
Objetivos de Desarrollo SostenibleONU17 puntos, con un total de 169 metas asociadas
tres dimensiones: la económica, la social y la ambiental. 
Por su carácter ambicioso e integral, los ODS demandan un esfuerzo común que involucra a los gobiernos, el sector privado y, en definitiva, el total de la sociedad. El sector de la limpieza no ha sido ajeno a esta llamada y, por ello, lleva años teniendo presente estas metas en su actividad.
¿Cómo lo hace? Si bien el carácter de los objetivos es amplio y se extiende a cada empresa de una manera diferente, la  Federación Europea de la Industria de la Limpieza y Facility Services (EFCI, por sus siglas en inglés) emprendió la tarea de identificar cuáles son los ODS a los que el sector puede contribuir más activamente y vincularse de una manera especial. Son los siguientes:
¿Cómo lo hace? Federación Europea de la Industria de la Limpieza y Facility ServicesODS a los que el sector puede contribuir más
ODS 3, Salud y bienestar. Hace referencia a la búsqueda de los más altos estándares de limpieza e higiene y a la reducción y gestión de los riesgos para la salud, a través de la actividad de limpieza y saneamiento.
ODS 3, Salud y bienestar
ODS 6, Agua limpia y saneamiento. Busca mejorar el acceso a las soluciones de higiene y garantizar un saneamiento seguro, así como mejorar la eficiencia en el uso del agua en el sector.
ODS 6,Agua limpia y saneamiento
ODS 8, Trabajo decente y crecimiento económico. Enfocado en aspectos como la persecución del pleno empleo, la protección de los derechos laborales o la reducción del número de jóvenes que ni trabajan ni reciben formación.
ODS 8, Trabajo decente y crecimiento económico
ODS 10, Reducción de las desigualdades. Persigue garantizar la igualdad de oportunidades y la inclusión social, económica y política de todas las personas.
ODS 10, Reducción de las desigualdades
ODS 11, Ciudades y comunidades sostenibles. Incluye la mejora del acceso a espacios públicos limpios, así como la reducción del impacto ambiental de las ciudades.
ODS 11, Ciudades y comunidades sostenibles.
ODS 17, Alianzas para lograr los objetivos. Finalmente, este objetivo busca fomentar las asociaciones eficaces entre el sector público, el privado y la sociedad civil.
ODS 17, Alianzas para lograr los objetivos.
Gatillo limpiador y paño limpiando suciedad
Gatillo limpiador y paño limpiando suciedad
“Hemos demostrado que los entornos limpios y desinfectados significa entornos seguros, en los que las enfermedades no se propagan”

Una actividad que impulsa la seguridad y circularidad

Desde que se identificaron estos ODS, uno que ha tomado un impulso “claro”, principalmente por el impacto de la COVID-19, es el 3, relativo a la salud y el bienestar, como apunta el director general de la EFCI, Matteo Matarazzo: “Hemos demostrado al mundo que los entornos limpios y desinfectados significan entornos seguros, en los que las enfermedades no se propagan y las personas pueden volver a vivir en sociedad con confianza”.
impulso“claro”es el 3, relativo a la salud y el bienestarEFCI
De la misma forma, el directivo apunta que la crisis pandémica ha hecho que cobre importancia un ODS no incluido inicialmente en el listado, el 9, que hace referencia a la meta de construir infraestructuras resilientes. Esto es debido a que el sector ha demostrado que vertebra “un nuevo tipo de infraestructura intangible” que, gracias a su actividad, “proporciona el soporte necesario e imprescindible para el resto de la maquinaria económica y al tejido social”.
cobre importanciael 9, que hace referencia a la meta de construir infraestructuras resilientes
Por otra parte, los esfuerzos de las empresas de servicios de limpieza han de complementarse con las de otras organizaciones: las responsables de elaborar y fabricar los productos y maquinarias de limpieza. Un ámbito al que toca directamente el ODS 12, centrado en garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
las responsables de elaborar y fabricar los productos y maquinarias de limpiezaODS 12
Las iniciativas orientadas a este objetivo llevan tiempo extendiéndose y ganando peso en el sector, a través de distintas fórmulas: desde optimizar los procesos de fabricación, para garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad y sostenibilidad, hasta la formulación de nuevas soluciones que reduzcan el impacto ambiental, por ser biodegradables, ceder más protagonismo a los ingredientes de origen natural o reducir la toxicidad. Pasando, también, por el empleo de innovaciones como el internet de las cosas (IoT) para optimizar la eficiencia de las herramientas de limpieza.
iniciativasdistintas fórmulas
En la responsabilidad de las empresas para orientarse hacia el objetivo 12, la circularidad adquiere un rol destacado. Este concepto va más allá del simple reciclaje: hace referencia a la necesidad de prorrogar al máximo la vida útil de los productos y asegurar que, cuando esta llega a su fin, sus componentes pueden ser reutilizados o reciclados, minimizando el nivel de residuos. El proceso empieza desde el propio momento de la concepción del producto, con el ecodiseño, desde el cual se pueden atender cuestiones tan relevantes como la reducción del uso de plástico en el sector.
circularidadnecesidad de prorrogar al máximo la vida útil de los productosminimizando el nivel de residuos
Se trata ya no solo de responder a las directrices que marcan los organismos internacionales, sino de responder a una demanda que surge de los propios clientes. Según un estudio de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC), el 74% de los españoles tiene en cuenta las cuestiones medioambientales en sus decisiones de compra. Además, el 51% de los consumidores asegura que no volvería a comprar los productos o servicios de una empresa si esta hiciera algo social o medioambientalmente inapropiado, de acuerdo con el Future Consumer Index de EY.
demanda que surge de los propios clientesestudioFuture Consumer Index
“Tiene que fomentarse que los propios clientes no solo lo pidan, sino que estén comprometidos y que para ellos sea importante”

El gran reto: el compromiso de los clientes

Desde el ángulo de las empresas de servicios de limpieza, “el verdadero compromiso está en quien compra”, subraya Juan Díez de los Ríos, presidente de la Asociación profesional de empresas de limpieza (ASPEL). En términos generales, afirma, “parece” que las compañías que contratan este tipo de servicios están más comprometidas. No obstante, existen diferencias dentro del ecosistema empresarial, dado que, en la contratación privada, “tienes grandes corporaciones muy comprometidas con la Agenda 2030 y algunas corporaciones que no se comprometen en nada y siguen comprando absolutamente a precio”.
presidente de la Asociación profesional de empresas de limpieza

En 2022, el 86% de las empresas españolas estaban familiarizadas con el marco de los ODS, en comparación con el 69% registrado en 2018, como señala la consulta empresarial llevada a cabo por el Pacto Mundial de Naciones Unidas en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Sin embargo, únicamente el 20% de estas organizaciones reconoció hacer un seguimiento de esta contribución a través de indicadores concretos, medibles y con límite de tiempo.

A la hora de analizar la sostenibilidad en las empresas de limpieza, Matarazzo aboga por distinguir entre la naturaleza del servicio que prestan a los clientes y la forma en la que se realizan las operaciones. En la primera, “dependemos claramente de lo que producen los fabricantes, y algunos de los productos que empleamos no pueden sustituirse por alternativas más ecológicas si se quiere tener la misma capacidad técnica de higienización”. Mientras que, en lo referido a la segunda dimensión, las compañías pueden prestar atención al impacto de sus servicios y tomar decisiones como, por ejemplo, reducir la huella de carbono del transporte de productos de limpieza, adoptando soluciones como el uso compartido de vehículos o la movilidad eléctrica.

Unir esfuerzos para el avance común

El director general de EFCI sostiene que esta doble vertiente es la que marca, precisamente, el rumbo futuro de las empresas de limpieza, que deberían reflexionar, por una parte, sobre “cómo mejorar su rendimiento interno en materia de sostenibilidad”. Y, por otra, ejercer como aliadas de sus clientes para que estos puedan mejorar la eficiencia de sus procesos y sus patrones de consumo.

“El verdadero reto para los próximos años es ayudar a nuestras empresas a ser más proactivas en el avance de la hoja de ruta de sus clientes hacia un servicio de limpieza más sostenible”, a través de la formación de todos los agentes implicados, sentencia. Por ello, se ha decidido poner en marcha un proyecto de la Unión Europea con el que se estudiarán las necesidades, en términos de habilidades, de las empresas socias, para ayudarlas a atravesar con éxito su transición hacia un modelo más sostenible.

Para aquellas corporaciones que quieran alinear su estrategia a los ODS y hacer una contribución efectiva a estas metas, una opción útil es adaptar la metodología SGD Compass (en español, Brújula ODS), elaborada por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible. Está basada en cinco pasos básicos: entender los ODS, definir cuáles son los prioritarios, establecer objetivos, integrar y, por último, reportar y comunicar.

Pero es importante recordar que el avance requiere un compromiso multilateral, argumenta Díez de los Ríos: “Una parte son los que gobiernan y pueden impulsar estrategias de contratación pública y ese tipo de iniciativas. Por otro lado, tiene que fomentarse también que los propios clientes no solo lo pidan, sino que ellos mismos estén comprometidos y que para ellos sea importante. Además, los sindicatos tienen que ayudar también”. Y remarca la relevancia del sector público, dado que, habitualmente, “lo que se hace desde lo público, luego lo privado lo adopta”. Por eso, afirma que desde la Administración tiene que haber “verdaderas ganas” a la hora de “pedir solvencia y compromiso” respecto a la sostenibilidad. Por ejemplo, “cuando haya etiquetas, que se pidan, no solo se valoren. Que quien las tenga, entre, y quien no, no”.

Acerca de este punto, el responsable de EFCI considera que cada vez se interponen más obligaciones en las contrataciones relacionadas con la sostenibilidad, pero que, aunque esto es en principio positivo, la implementación se lleva a cabo, la mayor parte de las veces, “de forma bastante desordenada”, dado que las nuevas obligaciones no siempre son coherentes con las anteriores, o “identifican objetivos técnicamente inalcanzables”.

En definitiva, todavía queda un largo camino por recorrer: “Las normas de contratación siguen centrándose en la prestación del mismo servicio por el precio más bajo, otorgando una atención insuficiente a las consideraciones de calidad” y, por eso, la EFCI considera que la región europea tiene la oportunidad de “abrir un debate sobre cómo deben evolucionar las normas de la UE en materia de contratación pública, para permitir esa transformación tan necesaria de la forma en la que se contratan los servicios esenciales”, concluye Matarazzo.

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