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Limpie Z as / Junio 2015 50 con Firma V olvamos al siglo XIX. Aún disponiéndose ya del ja- bón sódico duro de buena calidad y bajo precio, su uso en el lavado de la ropa significaba una tarea penosa, algo menos desagra- dable en países cálidos que en los fríos, pero en cualquier caso un esfuerzo humano duro y un consumo de tiempo elevadísimo. La imagen del lavado de la colada en los lavaderos públicos o en los ríos, hace menos de 50 años, pa- rece pertenecer a épocas lejanas en el tiempo si nos situamos en el nivel tec- nológico en el que vivimos. D etergentes sintéticos En 1831, Frémy y Runge mezclaron 8 libras de aceite del algodón y 1 libra de ácido sulfúrico. Después de diluir con agua y neutralizar con hidróxido sódico, el comportamiento del producto de la reacción era semejante al de una solu- ción de jabón. Más tarde se halló que el aceite de ricino tratado con ácido sulfú- rico concentrado resultaba muy efecti- vo para promover el teñido Rojo Turco, y es todavía conocido como aceite Rojo Turco. Tales productos fueron aplicados desde 1850 en adelante a la industria textil, principalmente como agentes hu- mectantes. Una ventaja muy apreciada era la resistencia del producto sintético a los ácidos y al agua dura. Esta última pro- piedad es, naturalmente, de mayor im- portancia en relación con su aplicación en detergentes domésticos. Hacia finales del siglo XIX hubo una considerable escasez de aceites vege- otra hidrófoba en la molécula. Además, se llegó a poder sintetizar compuestos tensioactivos orgánicos con estructuras muy variadas. Fue entonces posible un desarrollo adicional en proporción siempre creciente y que estableció las bases para la rápida sustitución del ja- bón por los detergentes sintéticos, du- rante y después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La Segunda Guerra Mundial condujo a una seria escasez de aceites y gra- sas comestibles y, por consiguiente, se intensificó la investigación de los detergentes sintéticos. Los resultados de esta investigación se hicieron no- torios después de 1945. La aplicación de detergentes sintéticos en productos domésticos, sin embargo, sólo llegó a ser interesante cuando se dispuso de datos suficientes sobre los efectos be- neficiosos de los coadyuvantes y adi- tivos. La sustitución del jabón por los N.S.D. ( non soapy detergent ) fue favorecida enormemente en las regiones de aguas duras, dado que se evitaban las dificul- tades causadas por la formación de ja- bones calcáreos. tales y grasas animales. Ello fue debido a dos factores principales: la población aumentó, requiriendo más grasas y aceites comestibles, y la industria con- sumía cantidades cada vez mayores de aceites y jabones. En 1913, una serie de experimentos de laboratorio, efectuados por Reychler, dieron por resultado la preparación de una serie de compuestos puros cuyas propiedades humectantes eran muy si- milares a las del jabón. Ello condujo a un más avanzado desarrollo de produc- tos industriales que, sin embargo, no fueron satisfactorios como detergentes domésticos. Siguió un periodo de inten- sa investigación y, alrededor de 1930, se disponía de un gran número de ten- sioactivos. Algunos de estos productos fueron usados en champús y fueron vendidos en apreciables cantidades a las amas de casa. En aquel tiempo, sin embargo, la ma- yor parte de los detergentes sintéticos se produjo para cubrir la demanda de la industria textil. La investigación cien- tífica de la estructura de los agentes tensioactivos reveló la importancia de la presencia de una parte hidrofílica y Breves notas sobre el desarrollo histórico de los detergentes (parte 2) J uan V icente R obledo P residente del C onsejo T écnico A sesor de la R evista L impiezas

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