Narcís Serra.
Narcís Serra Director Nacional de Limpieza Grupo SIFU

Higiene olfativa en la era post-COVID

Grupo Sifu limpiadores hospitales

No es ninguna novedad afirmar que el olfato es uno de los sentidos fundamentales para relacionarnos con el mundo. Este es importante por múltiples razones, además de la obvia de permitirnos percibir los olores que desprende todo lo que nos rodea.

En primer lugar, porque activa apartados de la memoria; gracias a un determinado olor podemos recordar elementos o acontecimientos que ya hemos conocido o vivido en primera persona. Y, en segundo lugar, porque el sentido del olfato permite generar sensaciones, los olores pueden influir en la información aportada por el mundo y, por extensión, generar en las personas distintas sensaciones internas para reinterpretar ese entorno.

Todo lo anterior, si nos centramos en el mundo de la limpieza y de la desinfección de espacios individuales o comunes, de viviendas o lugares de trabajo, cobra si cabe mayor importancia. Lo primero que hay que tener en cuenta, como la industria bien conoce, es que cuando hablamos de productos de limpieza y desinfección, el olor -al igual que sucede con otros elementos como el color, la densidad, la espuma, etc.- es un elemento complementario o añadido.

Los productos que se usan en esta industria no tienen un determinado olor o aroma, sino que este aparece después gracias a la adición de determinadas fragancias o combinaciones de éstas. El objetivo es la generación de una determinada sensación, más placentera o no, tras su utilización. Por supuesto, esta adición de sustancias que generan un determinado olor no puede estar reñida con el verdadero objetivo del producto, la limpieza y desinfección de un determinado espacio o superficie, siempre han de ser compatibles y complementarias.

 

Grupo sifu limpiando cristales

Cambio de tendencia

Como ha sucedido en el sector de la limpieza en general, en el apartado de la higiene olfativa se ha producido un antes y un después de la pandemia de la COVID-19. Antes de febrero de 2020, la limpieza, en lo que al sentido del olfato se refiere, estaba marcada por el uso de fragancias más o menos reconocibles, dependiendo del espacio sobre el que se actuaba. Hasta esa fecha se usaban determinadas fragancias muy reconocidas -pino, rosa, limón, océano, lavanda, etc.-, algunas de ellas fijadas en determinados espacios -aseos, oficinas, salas de reuniones, recepciones, etc.- para que la limpieza además supusiese una agradable experiencia al olfato.

No obstante, dentro de la corriente global pro desinfección que nos ha traído el coronavirus, ahora se valora mucho más el olor a desinfección, esto es, que se ha rebajado esa búsqueda de aromas agradables en favor de la utilización de otros aromas, pero que psicológicamente aporten tranquilidad al usuario.

Por tanto, más olor a desinfección y menos fragancias, aunque sin llegar al tradicional olor a lejía que marcó las labores de desinfección y limpieza hace unas décadas. Las tendencias actuales tienden, por tanto, a atemperar el aroma y potenciar el efecto de «olor a limpio». Obviamente, todo lo anterior queda matizado por aquellas organizaciones y empresas que tienen un olor corporativo, que lo consideran parte de su imagen y transmisión de valores. En este caso, la desinfección es complementada por un juego de aromas propios que cada proveedor de limpieza ha de tener en cuenta a la hora de desarrollar su trabajo.

 

El olor a limpio, relacionado con la sensación de seguridad, marca las preferencias del cliente después de la pandemia del coronavirus

Precisamente, al hilo de la utilización de ambientadores y aromas complementarios al que desprenden los productos de limpieza, es necesario destacar que dentro de la industria hay todo un apartado de compañías especializadas en aromas y fragancias para espacios comunes -si hablamos de limpieza de instalaciones profesionales-.

Esto se pudo comprobar, sin ir más lejos, el pasado mes de mayo, en Interclean Amsterdam, feria donde el sector de la limpieza profesional internacional se dio cita. La muestra de la capital holandesa se convirtió, un año más, en el mejor escaparate de tendencias para las empresas y organizaciones más destacadas del sector, y en sus pasillos no faltaron compañías especializadas en aromas y fragancias.

Por lo que se pudo dilucidar en sus catálogos, dejando el apartado de higiene personal a un lado y lo mencionado anteriormente de los productos de desinfección, la demanda de ambientadores y sistemas afines se ha orientado hacia aromas de gran suavidad y limpieza, sin estridencias, que aporten relax y tranquilidad a todos los usuarios. Esto ya se detectó en el amplio espectro de alcoholes higienizantes, que atesoraron muchos tipos de fragancias para evitar que solo oliesen a alcohol. En definitiva, este ejemplo de los alcoholes de mano resume a la perfección el binomio desinfección e higiene olfativa.

Una limpieza total, segura y tranquilizadora es posible, disfrutando a la vez de una agradable sensación, pero siempre y cuando ésta genere seguridad. La pandemia ha cambiado nuestro nivel de confianza hacia nuestro entorno, y ahora necesitamos ser más conscientes que nunca de que las estancias y superficies están realmente desinfectadas… aunque no huela tan bien como antes de la llegada del coronavirus. Es una simple cuestión de sensaciones, y estas son diferentes en cada persona.