Eva Verdejo Investigadora en Reciclado Químico en AIMPLAS
Eva Verdejo Investigadora en Reciclado Químico AIMPLAS

El futuro de los plásticos

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Los plásticos son materiales ampliamente empleados a nivel global por su versatilidad, tanto en propiedades como en diseño, unido a un bajo precio en comparación con otros materiales.

Es evidente su empleo en sectores como el del envase, que se traduce en un gran número de artículos plásticos empleados y que permiten, por ejemplo, ampliar la vida útil de los alimentos, disminuyendo el desperdicio alimentario. Otros sectores como, por ejemplo, el agrícola tiene un gran apoyo en las instalaciones tipo invernadero, que permiten una mayor productividad en el cultivo, permitiendo la obtención de cosechas en un mayor periodo temporal. Pero estos no son más que ejemplos concretos, puesto que los plásticos están presentes en todos los sectores, entre otros, automoción, energías renovables, juguetería y ocio o salud.

La innovación en los materiales plásticos es clara, tal como se demuestra en la continua evolución de éstos y en los desarrollos que se están llevando a cabo tanto a nivel nacional como mundial.

Sin embargo, esta innovación no debe ser solamente a nivel técnico o tecnológico, debe estar aunada con la ambiental, tal y como requiere la legislación, pero también la ciudadanía. Se necesitan productos plásticos con un menor impacto ambiental.

En este sentido, desde hace tiempo se ha trabajado en productos más ligeros, que facilitaban la logística y la distribución, reduciendo la huella de carbono, en procesos más eficientes, con un menor consumo energético y con un menor empleo de recursos materiales.

Pero el caballo de batalla en los materiales plásticos son los residuos generados y la inclusión de los mismos en el proceso productivo en forma de recursos. No hablamos solamente de la gestión frente al abandono de los residuos, puesto que esta práctica en ningún caso se puede justificar y se necesita formación y concienciación a todos los niveles para su erradicación. Los aspectos que deben acompañar a esta educación es el trabajo en la reciclabilidad de los productos y la introducción de los materiales reciclados en el mercado relacionado principalmente con su calidad y uso.

Esta necesidad se ha hecho patente tanto en la legislación europea como nacional, desde el propio Plan de Economía Circular o la Estrategia de Plásticos, hasta la Directiva denominada SUP o de Plásticos Monouso o el reciente anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados. En todos ellos se remarca la necesidad de actuación frente a los residuos, así como medidas para potenciar a una gestión adecuada de los mismos.

Para resolver adecuadamente el problema hay que trabajar desde la innovación y el cambio. Si se habla de reciclabilidad, como potencialidad de ser reciclado un producto, ésta debe ser definida desde un principio desde la fase de diseño, empleando monomateriales o materiales compatibles o que puedan ser separados con facilidad. Pero también hay que hablar de sistemas de recogida y separación más eficientes, que permitan distinguir de forma rápida los materiales, en ese sentido el desarrollo de marcadores es un punto clave para facilitar dicha separación.

No hay que olvidar en esta misma línea los procesos cada vez más avanzados de reciclado mecánico que permiten tratar los residuos, consiguiendo productos con mejor calidad. Por ejemplo, mediante operaciones que eliminen aspectos como posibles olores o contaminaciones entre materiales y donde otros aspectos como la compatibilización o el compounding se hacen más relevantes.

De forma paralela a la reciclabilidad más tradicional, cobran fuerza una serie de tecnologías complementarias al reciclado mecánico, como son las de reciclado químico. El reciclado químico, mediante procesos propiamente químicos, pero también térmicos o biológicos, permite romper la cadena del polímero para obtener unidades más pequeñas que se purificarán y permitirán la obtención de nuevos plásticos o de otros productos de interés para la industria.

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En algunos casos, este tipo de procesos simplemente serán un pretratamiento para eliminar una de las capas de un producto más complejo, abriendo así una posibilidad para reciclar mecánicamente el residuo. Las opciones son muy amplias y permiten reciclar productos que hasta el momento estaban catalogados como no reciclables o eliminar de un medio concreto restos de productos para disminuir su impacto ambiental; por ello el concepto de tratamiento a corto medio plazo cambiará en el campo de los materiales plásticos.

La unión de todos estos procesos permite, adicionalmente, obtener productos con una alta calidad relacionada con el uso de los materiales reciclados. El empleo de materiales reciclados en aplicaciones tan exigentes como por ejemplo el envasado de alimentos, donde como no puede ser de otra forma prima la seguridad alimentaria, es posible actualmente y mediante el desarrollo de estos procesos se podrá extender para alcanzar los objetivos tan ambiciosos existentes actualmente a nivel europeo.

Asimismo, se podrá realmente obtener una gran cantidad de productos reciclados en otros sectores tan innovadores como el energético o la automoción donde las necesidades de altas prestaciones y el empleo de materiales plásticos reforzados en muchas ocasiones imposibilitaban su presencia.