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Limpie Z as / Febrero 2015 28 Limpieza y su ámbito LA QUÍMICA La Química, fundamento de la limpieza y la higiene H ace ya, unos años, en la conmemoración del 50 aniversario de la crea- ción del Comité Español de la Detergencia (CED), expresaba en el Paraninfo de la Universidad de Se- villa, en mi calidad de presidente, mi preocupación por la imagen de la Quí- mica en nuestra sociedad actual con esta serie de reflexiones: “Desde que nuestros ascendientes remotos, impulsados por la energía evolutiva natural y el anhelo de vi- vir dichosos, comenzaron a discurrir sobre cómo mejorar su suerte, nin- guna fuerza ha transformado más profundamente la calidad de vida de la Humanidad como la Ciencia y, en particular, los frutos de la Química: la disciplina que estudia los compo- nentes básicos de las cosas, sus re- acciones y la creación de productos artificiales a partir de ellos.” No son éstas las palabras de un téc- nico, como pudiera parecer a primera vista, sino las de un eminente psiquia- tra, como es el profesor Luis Rojas Mar- cos, prologando el libro de John Ems- ley, “ Vanidad, Vitalidad, Virilidad” . Hablar de ciencia en este foro re- sulta no sólo sencillo, sino adecuado, incluso fácil. Un ambiente propicio, un auditorio receptivo y preparado. Lo difí- cil, lo casi heroico hoy, me atrevería a decir, es hablar de Ciencia, difundir la Ciencia en una sociedad poco proclive a entender, incluso simplemente a es- cuchar este tipo de mensaje. Nuestros sistemas educativos no lugar, necesitamos empezar a hacer ciencia pura y dura. El ecologismo necesita estar absolu- tamente basado en ciencia objetiva y verificable, necesita ser racional y flexi- ble. Y necesita ser apolítico. La Ciencia nos ofrece la única mane- ra de evitar la política en este terreno. Y si permitimos que la Ciencia se politi- ce, estamos perdidos. Entraremos en la versión Internet de las épocas oscuras, una era de crecientes temores y prejui- cios salvajes, transmitidos a la gente que no conoce nada mejor. No es un buen futuro para la raza humana. Eso es nuestro pasado. En ese pasado echábamos la culpa a los dioses de nuestras desgracias. Y repetíamos que los desastres na- turales eran el castigo de los dioses a nuestras desviaciones. Hoy nuestra sociedad, que se dice secularizada, ha encontrado otros dioses a quie- nes culpar de todo lo malo: la Quími- ca, y así el número de prosélitos de la nueva religión, de la quimiofobia, gana adeptos. están preparando gente para la Cien- cia porque ésta ha perdido parte de su prestigio. No hay más que ver cómo la Química ha sido convertida por la demagogia irreflexiva, el oportunismo iletrado y un falso conocimiento cien- tífico en una especie de malvada bru- ja que todo lo destruye. La expresión “tiene mucha química” es sinónimo de algo malo, perjudicial y dañino. Una concepción consecuencia de esa manifiesta ignorancia de lo que es nuestro propio cuerpo, objeto, por otra parte, e incoherentemente con lo dicho, de la más absoluta vene- ración. Quiero defender que éste es nuestro momento para realizar un gran cam- bio en nuestro pensamiento acerca del medio ambiente, similar al que se produjo en torno al primer Día de la Tierra en 1970, cuando se expresó por primera vez esta inquietud. Pero esta vez necesitamos sacar al ecologismo de la esfera de la religión. Necesita- mos acabar con las fantasías míticas y las predicciones apocalípticas. En su J uan V icente R obledo P residente del C onsejo T écnico A sesor de la revista L impiezas

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