Ana María Torres Jiménez Jefa del Servicio de Prevención Propio Limpieza de Málaga SAM

El calor como riesgo laboral en los trabajadores del sector limpieza

El aumento de las temperaturas ambientales que se experimenta año tras año hace cada vez más preocupante el riesgo por la exposición a altas temperaturas en el ámbito laboral. El calor puede suponer un peligro para la salud de las personas ya que el cuerpo debe mantener una temperatura óptima entorno a los 37 ºC para poder funcionar con normalidad. Por encima de los 38 ºC podrían tener lugar daños y a partir de los 40,5 ºC provocar la muerte.

Una persona puede experimentar aumento de la temperatura corporal por diversos factores: ambientales (temperatura, humedad, exposición directa al sol o a calor radiante, velocidad del aire, etc.), factores ligados al trabajo físico que se realice (duración del trabajo, intensidad, ritmo, etc.), factores individuales (edad, género, hidratación, consumo de medicamentos, patologías previas, aclimatación, etc.) y factores ligados a las características de la indumentaria de trabajo (resistencia térmica, transpirabilidad, etc.).

Cuando el cuerpo no mantiene o no es capaz de regular la temperatura corporal adecuada es cuando comienzan a darse las situaciones de estrés térmico. El estrés térmico puede dar lugar al síncope de calor, deshidratación y pérdida de electrolitos, agotamiento por calor y, el más conocido, golpe de calor. No obstante, hay que tener en cuenta que también puede convertirse en un factor de riesgo que unido a otros riesgos de lugar a accidentes de otro tipo como caídas al mismo o a distinto nivel, atrapamientos, golpes, etc.

En el sector de la limpieza pueden realizarse trabajos tanto en interior de centros como en el exterior al aire libre. En locales cerrados, las condiciones térmicas pueden resultar más controlables a través de medidas técnicas. Sin embargo, en el caso de los trabajos al aire libre o locales que no puedan permanecer cerrados, pueden ser necesarias medidas que estén más enfocadas a proteger a los trabajadores de las inclemencias.

Concretamente, algunas de las medidas que se pueden llevar a cabo para minimizar o controlar el riesgo de exposición a temperaturas ambientales extremas que podrían derivar en un golpe de calor son:

Medidas de formación e información

Elaborar un protocolo de actuación para accidente por golpe de calor que incluya cómo saber identificar los síntomas del golpe de calor, medidas de prevención y protección, y cómo actuar en caso de que ocurra. Dicho protocolo debe dar a conocer a todo el personal e incluir recomendaciones sobre:

  • Hidratarse de forma frecuente y pequeñas cantidades.
  • Evitar bebidas muy azucaradas y con cafeína como café, té, etc.
  • Protegerse del contacto directo con el sol. Usar gorra y protección solar si es necesaria.
  • Realizar las pausas en lugares frescos y a la sombra, y utilizar estos descansos para hidratarse y refrescarse.
  • Evitar comidas copiosas y alto contenido en grasas, tanto antes de la jornada laboral como durante la misma.
  • Mantenerse alerta ante la aparición de síntomas de alarma de golpe de calor.

Medidas organizativas

  • En franja horaria de mayor exposición al sol, reducir los servicios al máximo posible, de forma que no se realicen tareas pesadas o que estén prohibidas, ni trabajos en solitario.
  • Adaptar el horario de las actividades de zonas más expuestas al sol, evitando las horas de máxima exposición (playas, solares, explanadas, etc.).
  • En caso de personas más sensibles a las temperaturas o no adaptadas, gestionar la aclimatación.
  • Aumentar la frecuencia de las pausas y distribuirlas a lo largo de la jornada.
  • Organizar la vigilancia de la salud con atención preferente al personal especialmente sensible.
  • Mantenerse actualizado de las condiciones meteorológicas de forma frecuente e informar al personal.

Medidas técnicas

  • En locales que puedan permanecer cerrados disponer de sistemas que permitan la climatización y que garantice la renovación adecuada del aire. En estos casos de deben establecer pautas para que se mantengan ventanas y puertas cerradas.
  • En locales que no puedan permanecer cerrados, disponer de sistemas que permitan la evacuación de calor y crear zonas de refresco para el personal.
  • Disponer vehículos y maquinaria dotados de sistemas de aire acondicionado.
  • Realizar el mantenimiento periódico de los equipos de aire acondicionado tanto en instalaciones como en vehículos.
  • Realizar controles periódicos de condiciones térmicas en instalaciones o centros donde se detecten probabilidad de condiciones más desfavorables.
  • Incluir criterios de alta transpirabilidad para las compras de vestuario de trabajo.
  • Suministro de gorras para utilizar en los trabajos al aire libre.

Una novedad reciente que puede resultar interesante incorporar como medida preventiva es el dispositivo en formato pulsera que permite evaluar continuamente los cambios en la temperatura corporal interna. Este dispositivo avisa con antelación de un riesgo de golpe de calor a la persona que lo porta, de forma que pueda adoptar medidas que eviten que se produzca (buscar un lugar fresco, hidratarse, etc.).